Creador de un talento artístico y tecnológico extraordinario, ''creyente del cinema'' e iluminado por unos nuevos horizontes que formuló mediante las siglas PLAT –que equivalen al concepto totalizador de Picto-Lumínica-Audio-Táctil–, Val del Omar fue contemporáneo y camarada de Lorca, Cernuda, Renau, Zambrano y otros nombres mayores de una Edad de Plata truncada con la Guerra Civil.
En 1928 anticipó ya varias de sus técnicas más características, incluyendo el »desbordamiento apanorámico de la imagen» fuera de los límites de la pantalla y el concepto de »visión táctil». Dichas técnicas, y las del »sonido diafónico» y otras exploraciones en el campo sonoro, las aplicaría en su Tríptico Elemental de España, iniciado en 1952 y sólo concluido póstumamente. Pues su obra y su tenaz actividad investigadora –a contrapelo de la incomprensión y el olvido– no empezaron a ser redescubiertas hasta poco antes de su muerte, siendo en cambio el principio de un renacimiento que sigue ganando adeptos. »Sin fin» como él ponía al término de sus films.
«La vida es sólo una explosión al ralentí, y yo pretendo comprimirla hasta convertirla en éxtasis: en eterno instante»