Inma Femenía vertebra su trabajo centrándose en la luz y el color, entendiendo ambos conceptos desde el ámbito digital, virtual y tecnológico. Como si de un capítulo de la serie británica Black Mirror se tratase, la obra de Femenía se refiere a esas post-imágenes que han perdido toda su consistencia y vagan eternamente por el infinito océano que es la red.
Glitches visuales, imágenes fragmentadas por cámaras de seguridad, espacios iluminados únicamente por salvapantallas, imágenes de luz captadas mediante escáner o el reflejo de los rostros en pantallas apagadas, se han ido materializando a lo largo de los últimos años sobre diversos soportes que van desde el aluminio al plástico. Femenía ha creado la piel de esta otra realidad, una superficie de relación y de tránsito.
La materialización de los fenómenos lumínicos del ámbito tangible y del mundo digital es el punto de partida para Surface. La artista presenta tres instalaciones que profundizan en la relación entre la percepción y materialidad del lenguaje visual. Las pantallas, el color luz y la manipulación de la imagen digital son los componentes que utiliza Femenía para hablar sobre el fulgor digital que caracteriza nuestro día a día, cómo los avances tecnológicos en la comunicación continuamente determinan nuestra concepción de la realidad.
Los centros de las ciudades cada vez tienen más pantallas y sus tamaños van en aumento, haciendo que su presencia sea cada vez más abrumadora. El considerable tiempo que permanecemos mirando una pantalla ha construido un nuevo lenguaje. La artista trae este mundo digital -que suele estar detrás del espejo de la pantalla- al mundo físico, y hace que penetre en los objetos y los espacios, que abrazan al espectador, integrándolo en la escena.