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Paloma Navares

Cantos rodados

11 Feb - 24 Mar, 2005

Paloma Navares, después de un largo recorrido  expositivo por centros  de arte y museos de Europa presenta en la Galería Max Estrella la exposición titulada “Cantos Rodados”.

Como es habitual en su lenguaje, utiliza medios audiovisuales, soportes fotográficos en pequeño y gran formato, vídeo-escultura o vídeo-proyección, instalación y objetos que sirven  para desarrollar un proyecto, donde la metáfora y el mundo de los símbolos desembarcan mas allá de las orillas del  Mediterráneo: cultura, mitos y lenguas son representados  por inserciones en los elementos naturales: el mar,  la espuma de las olas,  y sobre todo, las pequeñas piedras denominadas cantos rodados.

Cantos rodados

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Apuntes sobre los elementos imaginarios en la exposición: el canto rodado, la caja, el mar, el tiempo y la intervención  gráfica sobre los mismos.

El  “Canto rodado” es un símbolo del ser que representa disgregación, fragilidad, vulnerabilidad y desaparición, al contrario que la piedra entera que simboliza la unidad y la fuerza, cohesión y conformidad. La piedra rota, fragmentada, el canto rodado, simboliza la fisura, el desmembramiento, la disgregación psíquica, la enfermedad, la derrota y la muerte.

La caja, símbolo femenino  que sirve para guardar, recoger, contener, puede ser referente del inconsciente o del mismo cuerpo materno (refiriéndonos a la caja cuadrada), por tanto elemento protector que agrupa y preserva, contenedor de bienes, sueños, memoria y riquezas,  tanto en la naturaleza material como en lo espiritual, haciendo ver que todo está en orden que nada se pierde y puede renacer.

El mar: Su sentido simbólico corresponde al del “océano inferior “  al de las aguas en movimiento: agente transitivo y mediador entre lo formal y lo no formal y analógicamente entre la vida y la muerte. El mar, los océanos, se consideran como fuente y energía de vida y a la  vez como final de la misma: así es como  “volver al mar”  se considera un retorno a la madre, morir.

El tiempo: la existencia del tiempo está presente en cada lectura de la obra, la mayoría de las veces por omisión, tanto en su carácter medidor de nuestra existencia como en su aspecto espiritual. Se aborda la intemporalidad a través de la iconografía donde impresiones graficas, dibujos, signos lingüísticos, palabras  y poemas gravitan sobre las texturas del  “canto rodado “ y a modo de fósiles metafóricos construyen la  estructura narrativa de la obra.

Paloma Navares

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