Aitor Ortiz ha desarrollado una amplia carrera como fotógrafo de arquitectura. En su obra artística, parte de este trabajo sobre el espacio para plantear una serie de incógnitas y paradojas visuales que van más allá del interés documental. Esto le ha llevado a un planteamiento “expandido” en el que sus obras se relacionan con el espacio en el que se exponen y en ocasiones adquieren un carácter instalativo.
La memoria trazadora no pretende ser una exposición antológica de su autor, sino que reúne piezas desde mediados de los años noventa hasta la actualidad. Las series del autor no se presentan como elementos aislados o en un orden cronológico, sino como un conjunto coherente que reflexiona, en obras basadas en estrategias y soportes muy distintos, sobre una serie de temas fundamentales relacionados con las ambigüedades de la representación y los mecanismos para su interpretación.