En Caudales, Rafael Lozano-Hemmer interviene en ocho instalaciones la condición de una cultura constituida de escrituras inestables que, al tiempo que facultan el estado de vigilancia computarizada, definen una cultura caracterizada por la interacción de la automatización y la animación generativa. En esta muestra, la palabra escrita —sea por igual un poema, un texto filosófico o un reportaje— se transmuta en un líquido inestable que fluye de forma turbulenta, creando patrones transitorios e interpretaciones objetivas.

En la serie Recurrencias (2018-2022), textos de Raimundo Lulio, Stuart Hall, Sor Juana Inés de la Cruz, Francisco Sanches y Julio Cortázar alimentan diversas animaciones generativas que se distinguen, lo mismo en la pantalla o el espacio, por rechazar la repetición. En 1984 x 1984 (2014) cientos de miles de números de direcciones extraídas por Google de nuestras calles se recomponen, con la interacción del público, escribiendo la cifra que Orwell vaticinó como el año del fin de toda la privacidad. En Al aire (2013) nuestros cuerpos vigilados intervienen en el flujo de noticias que cruza las redes, acelerando la volatilidad de la información. Finalmente, en un estreno mundial, Lozano-Hemmer presenta Todas las aguas (2022): un brazo robótico que escribe, con agua que se va evaporando, el nombre de todas las aguas embotelladas y comercializadas. Primero sueño recurrente (2022) consiste en un candelabro formado por 45 pantallas planas suspendidas y dispuestas como un paraboloide en espiral 3D. Un vórtice ascendente de palabras aparece constantemente y recorre las pantallas, desplegando lentamente el poema “Primero Sueño”, escrito en 1692.