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Stéphane Couturier, Laura González Cabrera, Dannielle Tegeder

Gesto Computado

24 Abr - 8 Jun, 2024

Max Estrella tiene el placer de presentar la exposición colectiva Gesto Computado, con obras de los artistas Laura González Cabrera, Stéphane Couturier y Dannielle Tegeder. Esta muestra colectiva explora la convergencia entre los gestos calculados y los automáticos en el proceso creativo. Inspirados por la precisión de la geometría y la ingeniería, así como por la espontaneidad o el automatismo, las obras incluidas en esta exposición son un reflejo de esta dualidad.

Altamente influenciada por la ingeniería, la arquitectura y los sistemas de transportes y canalizaciones de las ciudades contemporáneas, la obra de Dannielle Tegeder interactúa con los debates creados entre la abstracción y el pensamiento utópico. En sus dibujos y pinturas crea paisajes ficticios, que a veces se asemejan a planos de construcción, en los que se entrelazan la abstracción, el modernismo y la arquitectura. Su proceso de creación comienza de forma planificada y precisa, pero a través de la abstracción la obra se vuelve cada vez más fragmentada, contradictoria, e irracional, entrando en juego una cierta arbitrariedad y espontaneidad.

El arte de Laura González Cabrera refleja un profundo interés por la geometría y los conceptos matemáticos. Su gesto, que es contenido, se restringe y modera a sí mismo en cada pincelada. La pintora explora las posibilidades expresivas de la pintura, haciendo uso de lenguajes como sistemas cifrados, basados en códigos matemáticos y binarios, configurando una respuesta pictórica a la producción masiva y consumo del flujo de imágenes y textos. En ese gesto computado y ordenado en estructuras reticulares donde color, trazo y letra invitan al espectador a escudriñar las superficies en busca de sentido. Todo su proceso está determinado de antemano a través de reglas de transformación numéricas, cromáticas y geométricas y se materializa por un procedimiento que responde rigurosamente a protocolos invariables próximos a los de un ritual. En él conecta lo visible con lo invisible, esto es, la palabra escrita con la experiencia que evoca, un vínculo que se traduce en una ilegibilidad simbólica.

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La ciudad, la industria y los paisajes construidos son los temas favoritos de Stéphane Couturier. Este aspecto dual, la investigación documental inseparable de la búsqueda artística, caracteriza toda su obra fotográfica. Couturier experimenta con imágenes híbridas, dónde se yuxtaponen dos tomas en la misma fotografía. Los últimos desarrollos de estas investigaciones lo llevan a descubrir la villa de Eileen Gray E-1027 en el sur de Francia y su posterior intervención pictórica por parte del arquitecto y pintor Le Corbusier a través de varias pinturas murales realizadas entre 1938 y 1939. El trabajo fotográfico de Couturier pretende hacer eco a la búsqueda de una síntesis de las artes entre las formas de la pintura y las de la arquitectura, con unos unos collages fotográficos en los que queda fusionado el gesto pictórico del arquitecto con la icónica construcción de la diseñadora. La dualidad que resulta permite complejizar las apariencias, superponer las capas de realidades, para expresar esta nueva realidad del mundo y de las cosas: el movimiento, la inestabilidad, lo efímero, entre documento y ficción.  También en su serie sobre la ciudad de Sète crea collages fotográficos, en este caso mediante la yuxtaposición de dos puntos de vista en la misma fotografía. El proceso se asemeja a una especie de persistencia retiniana, en la que los fragmentos fotográficos se entremezclan. La dualidad fotográfica establece un vaivén entre diferentes sensaciones, un testimonio de fluidez. Este enfoque permite conservar todos los datos sensoriales de un solo lugar, sin organizarlos ni jerarquizarlos.

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